Flotando sobre su propia isla artificial en la Bahía de Doha, frente a una imponente fila de nuevos rascacielos que se alzan al borde del Golfo Pérsico, el Museo de Arte Islámico es una obra maestra de Ieoh Ming Pei, el veterano arquitecto chino de 101 años (y hoy en día uno de los más productivos de la historia).
Con este proyecto, inaugurado en 2008, el Emirato pretendió resaltar la vitalidad, complejidad y diversidad del arte islámico durante sus trece siglos de historia. Más de una década después, no solo lo ha conseguido sino que ha hecho de sus galerías, con manuscritos, joyas, textiles, cerámicas, instrumentos científicos y obras decorativas de metal, cristal, marfil y madera, de las más selectas del mundo.