Los apreciables beneficios que proporcionan la actividad física controlada o las terapias aplicadas por expertos, están generando una nueva actitud social mucho más receptiva a las nuevas técnicas. Un conocimiento, adquirido de forma empírica, que ha logrado dejar atrás antiguas desconfianzas. En este mercado del bienestar, que se amplía paralelamente tanto en número de consumidores como en el de centros y terapias, existe una tendencia a no conformarse con el ejercicio físico, sino que se buscan actividades que relacionen cuerpo y mente.
Esto es, que mejoran tanto la condición física como el estado anímico, algo que se ha revelado como el mejor arma para combatir el estrés y mantener un equilibrio psíquico-físico equilibrado. Tras unos años en que el desarrollo muscular era el objetivo primordial de los aficionados al entrenamiento, parece que el interés por “la cantidad” está cediendo terreno a favor de “la calidad” del ejercicio desarrollado.
De la esclavitud de las pesas, las dietas y los complementos dietéticos para obtener masa muscular, se está pasando a actividades que mantienen en forma, tonifican, dan flexibilidad y elevan el estado de ánimo. Técnicas que, en ocasiones, derivan del yoga o de otras terapias milenarias, recuperadas y actualizadas. En otros casos se trata de modernos ejercicios, o métodos de entrenamiento, poco agresivos para músculos y articulaciones que, además de evitar lesiones, favorecen la concentración mental mientras se practican. / Ilustración: PABLO PICAZO