Los Rothschild, todos ellos barones, perpetúan un prestigio que hasta ahora nadie ha sido capaz de igualar. Su apellido significa roten schild, (escudo rojo), un nombre predestinado para la gloria que llevaba aparejada una habilidad para las finanzas que el primer Rothschild supo propagar a la totalidad de su descendencia. Una familia de gran poder, que ilustran las nobles alianzas que han conseguido establecer siempre que se lo han propuesto (desde la segunda generación).
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Su presencia mundial se afianza y la jerarquía política le reserva un puesto de honor, amasa una buena fortuna y gana la competición más codiciada del Reino Unido. Era tal la fama de los Rothschild que ni el mundo de los negocios ni el de la literatura pudieron resistirse a su embrujo. ¿Acaso no se casaron Henry Fonda y Jacques Charrier, el ex marido de Brigitte Bardot, con descendientes de la familia Rothschild? ¿Y François Nourrissier, con la bisnieta del barón Gustave? He aquí la brillante epopeya de una familia de poder.