Su dueño, Sherman Billingsley, nunca supo por qué le puso ese nombre, “club de la cigüeña”, que es su traducción al castellano. Fue otro misterio sin resolver. Seguro que surgió en mitad de una de las borracheras clandestinas, primera razón de ser de este garito neoyorquino. Stork Club fue mucho más que uno de los bares nacidos durante la época de la Prohibición. Ahí dentro se vio a un millonario dar una propina de 20.000 dólares, a Ernest Hemingway tumbar de un puñetazo al director de la prisión de Sing Sing, a Grace Kelly revelar su compromiso con Rainiero, a gangsters de la época… Ningun otro club en el mundo ha dado tanto que hablar ni ha visto a tantas personalidades traspasar su puerta, defendida por una enorme cadena de oro. / Fotografía: GETTY IMAGES
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