Aunque la vieja idea de que el presidente norteamericano es el hombre más importante del mundo ha entrado en franca decadencia a medida que el propio país pierde importancia relativa, se diría que le queda aún una enorme cantidad de lustre. EE UU está muy en entredicho por culpa de sus propios errores, y por el crecimiento imparable de China.
Sin embargo, junto al dólar como divisa preeminente y el poder militar como apoyo del papel de la moneda norteamericana, hay que reconocer la importancia que posee el manejo gráfico de los rostros y actitudes de los presidentes norteamericanos, que siguen en este campo teniendo la primacía indiscutible frente a toda la competencia de los demás líderes políticos mundiales.
Los rostros inexpresivos de los gobernantes chinos siguen sin estar a la altura de la potencia económica de su país. Vistos en las imágenes oficiales, valdrían para regentar el wok de la esquina. El desastre de la llamada “Unión Europea” encuentra eco adecuado en la patética iconografía que ofrecen por ejemplo Van Rompuy y Angela Merkel, que estarían de cine en un musical dirigido por Calixto Bieito.
En cambio, todos los Mr. President han gozado de un grupo de fotógrafos capaces de darles una imagen que realza su categoría hasta otorgarle una dimensión sobrenatural acorde con esa importancia de su papel de hombre poderosísimo. Suya es la posteridad y, durante un milisegundo todavía, suyo sigue siendo el presente. /