Para leer cómodamente hace falta una buena luz. Eso es común a todos los lectores que no quieran quedarse sin vista antes de tiempo y nadie tiene ninguna pega que poner a esta afirmación. Sin embargo, sobre cuál es la mejor postura para leer, hay mucha controversia. Seguramente, los médicos afirmarán que es bueno leer sentado en una silla dura con la espalda recta y bien colocada, pero seamos honestos, al que más y al que menos para leer nos gusta “apoltronarnos” en un sillón, preferiblemente mullido, a poder ser reclinable, y que nos deje estirar las piernas (el reposapiés: esa bendición).
El más clásico asiento de lectura es el sillón de orejas, que le permite a uno reposar un poco la cabeza, y que es objeto de continuas revisiones en el campo del mobiliario. Últimamente han salido varios ejemplos de respaldos altos y muy altos, casi envolventes, que funcionan a modo de cocoon, aislando al lector del entorno, al menos visualmente.
Las diversas variantes en nuevas interpretaciones del mundo del “capitoné”, alentadas por la aparición de materiales de alta tecnología, hacen que las superficies blandas hayan superado barreras y encontrado nuevos modos de expresión. El lector se beneficia de todo ello a base de sillones cómodos, duraderos, reciclables y con un look contemporáneo que se adapta bien a su estilo de vida. Que la lectura sea sobre papel o en una tablet, es irrelevante. Los mejores diseñadores son conscientes de ello.