La diferencia entre una marca de moda y una gran marca está en los valores añadidos, en esos pequeños –o grandes– argumentos que aportan entidad e identidad y que están por encima del pasajero concepto que se le atribuye a la moda. Un ejemplo maravilloso, por su espectacularidad, es el que aporta la nueva arquitectura que ejerce de “contenedor” a las marcas, convertida en la mejor carta de presentación de los sueños que se encuentran en su interior y que tiene en Tokio uno de sus mejores exponentes. Los últimos tiempos han sido testigo de un frenesí de inauguraciones en la capital japonesa de nuevos espacios o transformaciones donde algunos de los nombres más importantes del mundo del lujo han puesto la piedra simbólica de su nueva imagen.
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