La principal licencia a la extravagancia en la indumentaria del caballero, con permiso de la corbata, reside en el calzado. Un accesorio en el que se pueden combinar varios tipos de pieles, atrevidos colores, o innovar con los cierres, pero siempre manteniendo la identidad del modelo de calzado, ya que cada zapato debe ir acompañado de una indumentaria concreta.
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Un mocasín nunca acompañará un traje, ya que el ritual de complementar un sastre finaliza cerrando o atando un zapato, con la excepción que impone la etiqueta, en la que se recurre a los pumps o sleepers, un modo de bailarina sin cordones, normalmente de charol negro y con un lazo de grosgrain cosido en el empeine.
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Repasamos las propuestas que acompañarán los trajes más frescos de esta primavera, tanto para el trabajo como para el ocio, un tiempo en el que poder utilizar unos oxford en rabioso amarillo canario diseñados por Jaime Hayón para Camper, la sofisticada serpiente granate que propone Etro o los clásicos John Lobb. La elección depende de la carta de presentación que quiera mostrar quien los calce.